miércoles, 2 de julio de 2008

Rayuela de Julio Cortázar


definicion:Introducción
Rayuela se escapa de nuestras manos, se desliza por los intersticios de nuestros dedos, como arena de mar a la búsqueda de alguna salida, y nosotros, en una pretensión de cerrarlos, de atrapar la historia con algún discurso interpretativo, nos damos cuenta de que no existe discurso único, de que Rayuela resulta ser mucho más compleja, de que son necesarios dispares expertos para aproximarse a la altura de esta novela. Quizás sea eso, quizás Julio Cortázar, después de Nietzsche, una vez construidos los discursos sobre la fragmentariedad del sujeto en la Viena fin de siècle, una vez sentido el silencio desesperado de Hoffmanstal, una vez escuchada la décima inconclusa de Mahler, una vez percibido que no existe final, ni principio, una vez admitido que el sujeto se va disolviendo en la lectura del Diario de 1911 de Kafka, y porque no existe sujeto unitario, una vez sentidas filosóficamente las contradicciones del sujeto, después de leer a Shakespeare: cómo puedo saber quién soy si hoy amo y mañana odio, una vez aplicadas sus lecturas a realidades nacionales de la Argentina de la época, quizás Cortázar, como se decía, quiso reflejar esa complejidad, esa falta de discurso unitario, esa muerte de dios, ese silencio, la irresolución, ni siquiera dramática, de la música, en este texto, Rayuela.

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